Pippi Calzaslargas: la niña inasible.

A Mamá.

En el invierno de 1941, la sueca Astrid Lindgren le hizo un cuento a su hijita enferma, hablaba de una niña pelirroja con un carácter y una vida muy particulares. Dos años más tarde la llevaría al papel y, en 1945, ganaría el Primer Premio de un concurso convocado por la editorial Rabén & Sjögren. Desde entonces, la saga de Pippi Calzaslargas o Pippa Mediaslargas, como la conocemos en español y que consta de trece libros, ha sido traducida a más de setenta idiomas y ha acompañado a varias generaciones, que la recuerdan siempre como un personaje entrañable.

Pippilotta Viktualia Rullgardina Krusmynta Efraimsdotter Långstrum, hija de Efraín Långstrum (un pirata desaparecido en un naufragio, que luego descubrimos se volvió rey de los congoleses) es una niña de nueve años que llega sin avisar a una pequeña casita desvencijada, Villa Villekulla, en un vecindario sueco. Tiene trenzas color zanahoria que desafían la gravedad y se levantan como un par de antenas. Usa un vestido de retazos, medias que le llegan por encima de la rodilla y unos zapatones inmensos, para que le duren mientras crece y le mantengan siempre los pies calientes. Tiene, también, un mono llamado Mr. Nelson, un caballo llamado Tío y es la niña más fuerte del mundo: puede levantar a su caballo, sin esfuerzo, con una sola mano. Sigue leyendo «Pippi Calzaslargas: la niña inasible.»

Errar inquieto

¿Qué es la vida sino este aceptar el instante que viene y el instante que se va? La ebriedad, el placer, la muerte no tienen otra meta. ¿Qué ha sido hasta ahora tu errar inquieto?

Cesare Pavese. “La isla”. Diálogos con Leucó.

Odiseo pasó diez años vagando antes de volver a Ítaca. Homero sabía bien que el regreso a casa está plagado de monstruos y paciencia. Kavafis nos aconseja no apresurar el viaje, pedir que el camino sea largo. ¿Qué es Ítaca? ¿Qué es la casa? ¿Habremos comprendido, al final, qué significa?

En inglés hay un término, homesickness, para describir un desorden específico: la nostalgia por el hogar; un trastorno vinculado a la ansiedad y la depresión que nos produce la ausencia de la casa, de lo familiar. Pero el hogar es más que un espacio físico o afectivo: es una forma de identidad. Tal vez la nostalgia no tiene sólo que ver con aquello que dejamos, sino también con quiénes fuimos. Dejar el hogar es dejarnos atrás. En español hablamos de añoranza, del catalán enyorar que, a su vez, proviene del latín ignorare: la nostalgia se revela, entonces, como el dolor por algo que ya no sabemos. El islandés, una de las lenguas más antiguas de Europa, tiene dos términos muy distintos para la añoranza: söknudur, nostalgia en general y heimfra, nostalgia por el terruño. El alemán sehnsucht, deseo por lo que está ausente, implica dolor por lo que fue pero también por lo que nunca ha sido: aquello que pudimos ser o tener y no fuimos o no tuvimos (un amor, un trabajo, el paso que no dimos). Sigue leyendo «Errar inquieto»