Dicen que los primeros espejos fueron platos cóncavos, de obsidiana, que se llenaban con agua y se utilizaban con fines científicos y mágico-religiosos, un límite difuso en la antigüedad. Científicos porque permitieron que los primeros astrónomos observaran las estrellas -ese orden indescifrable e infinito- en el reflejo, para poder trazar los primeros mapas celestes. Mágicos porque también fueron usados por los sacerdotes para vaticinar el futuro o entrar en trance, a través de la observación prolongada de imágenes.
De allí el nombre de este blog: Espejo de Agua. Un espacio para para la observación prolongada, para los mapas y el trance.
Sobre mi:
Nací en La Habana, Cuba, en 1980, pero me crié en Caracas. Allí estudié en la Universidad Central de Venezuela, primero la Licenciatura en Artes y luego la Maestría en Literatura Comparada.
En la Escuela de Artes di clases durante siete años: historia del arte, literatura, sociología del Arte. Junto a un grupo de profesores fundé el primer Diplomado en Crítica de Arte que hubo en el país, una experiencia que duró tres años (2010-2013).
Desde el 2014 resido en Miami, donde estuve a cargo de la sede de la editorial independiente Ígneo en Estados Unidos, hasta el 2016. Actualemente trabajo como curadora independiente y asesora de proyectos culturales.
Ratón de biblioteca, lectora de tarot, boxeadora en los ratos libres, bailarina frustrada de cancán.
Espejo de Agua 